Podemos ayudar a desarrollar el deseo y la disciplina en el trabajo diario con nuestros jugadores, después dependerá de ellos si quieren o pueden.
Los jugadores deben tener la voluntad de hacer aquello que hace que el trabajo se realice adecuadamente; se reflejará en la dirección y las actuaciones que hagan para traducirse en conseguir lo deseado.
Todos quieren ser mejores, ganar partidos, jugar minutos; pero ¿ qué están dispuestos a hacer para conseguirlo ?.Tienen voluntad de sufrir, sacrificarse, luchar, cambiar actitudes; en definitiva, ser conscientes de lo que es sacrificarse y los cambios que necesitan hacer para ser más disciplinados.
Hay jugadores que entrenan a un nivel muy alto, y en los partidos su juego no se parece a como se desenvuelven en los entrenamientos; y a la inversa, jugadores que su nivel de entrenamiento es medio/bajo, y cuando juegan lo hacen a un nivel muy alto.
Entonces parece obvio que su rendimiento está ligado a sus cualidades de personalidad: tener una cierta predisposición a la competición, estabilidad psíquica, dominar el estrés.
El componente que se puede modificar, e incluso inhibir, el comportamiento del jugador: es la cualidad de personalidad.Por tanto, es preciso valorar la contribución de la cualidad de la personalidad en la evolución del jugador.
” Cada cual es como Dios lo ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace ”
Miguel Servet
I’M AFRAID TO JUMP: JUMP !!!